lunes, 23 de enero de 2017

Cada embarazo, un mundo: comparativa entre 2013 y 2016

Purita verdad.

Es que no hay dos embarazos iguales. Eso es que es niña.  Eso es que es niño. Cada cuerpo es un mundo.

Bueno, pues es verdad. Jajajajaja, no hay dos iguales, cada cuerpo es un mundo.

Recuerdo el primer trimestre del embarazo de Pichón como una mala semana de ardores y pesadez a muerte y ya. Se acabó

Pero en este... haaaaaay en este:
- Dolor lumbar 1 semana antes de la falta.
- Estómago revuelto varios días antes de la falta.
- Náuseas a partir de la falta y hasta la semana 12.
- Seudo vómitos (de esos que no echas nada pero el estómago se te sube a la garganta igual) desde la semana 5 hasta la 12.
- Sueño de la muerte y cansancio.
- Sabor metálico y chunguero en la boca desde la semana 7 hasta la 17. Y a veces ahora también.
- Poca hambre, imagino que debido a todo el malestar estomacal.
- Caída del pelo brutal. Pero de la que asusta (casi peor que el posparto )
- Pesadez y acidez, sumado a todo lo anterior en modo non*stop durante 3 o 4 semanas. A veces, días alternos.
- Super olfato de maldición.

Una maravilla, vamos. Bueno en realidad no me quejo. He probado todo tipo de remedios contra la acidez, la pesadez y las náuseas (infusiones de manzanilla, de jengibre, comer galletas saladas o cualquier otro snack del estilo, beber a sorbos, comer poco muchas veces, fruta pero no manzana ni cítricos, pastillas antiemeticas naturales...) y lo único que hizo algo fueron las cosas frías. Tomaba helados de hielo, cremosos, agua bien helada, algo de leche de la nevera... fue lo único. Eso y dejar que pasen las semanas.

Ya casi estaba pensando que me iba a tocar vomitonas hasta el final como a la pobre de mi hermana cuando desaparecieron. Y no es que fuese una tortura porque eran molestas pero relativamente llevadera con unas pautas, lo peor es compaginarlas con la maternidad de un niño de casi 3 años que quiere estar contigo a muerte siempre.
Creo que fue lo que peor llevé. La impotencia de no poder estar al 100% con Pichón por mi malestar. Cuando sólo me pasaba estando totalmente tumbada, quería que jugará en el suelo. Cuando accedia, a los poco minutos salía pitando al baño. Con los varones de la casa preocupados, a veces asomados a la puerta con cara de circunstancia y otras oyendo corretear al mico rubio para, cuando me giro a adecentarme y secarse las lágrimas que se me caí en solas del esfuerzo, me miraba con cara de circunstancia sin entender nada.

Con las semanas, a veces se acercaba al baño con los brazos abiertos a voz  de... "mamá, abraaaaazoooooo!!!!!". Y yo, con mis pelos de loca, los ojos rojos y el papel de las babas en la mano, le daba un achuchon como si no hubiera otro mañana y lloraba. Pero lloraba de ternura, por que su abrazo era de consuelo y de amor. De esos en los que los cuerpos encajan y se para el tiempo, y ninguno quiere levantar la cabeza para romper la magia. Incluso aunque uno de los dos tenga más náuseas, y se las tenga que aguantar como puede.

Pues eso, no ha sido una maravilla como con Pichón, pero tampoco una queja. Igual es que ya con mis 21 seemanas la vida se ve de otra manera. Quien sabe!

3 comentarios:

  1. Ese Pichón tan dulce y tierno como siempre, será un estupendo hermano mayor.

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  2. MamádePichón, abraazzoooooo desde aquí también!! Un beso gordote! Me encanta que nos sigas contando! ;)

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  3. Que bien que ya haya pasado el mal trago, a ver si lo que queda de embarazo va mejor (aunque ya sabemos que el último mes también suele ser duro) y que bien que pichón esté ahí para consolarte, ellos saben mejor que nadie cuando mamá necesita un achuchón... a todo esto, me he saltado algún post sobre el sexo de nuevo bebé?! o es que aún no lo sabéis?! o no queréis saberlo... ya dirás!

    A cuidarse!

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