lunes, 28 de noviembre de 2016

Frases célebres II: no hay dos embarazos iguales.

Tal cual, una gran verdad. Doy fe; hago constar. Vamos, que al menos yo, no estoy viviendo el mismo embarazo.

Las primeras razones son obvias: ya tengo un hijo que antes no tenía, claro. Sólo me ocupaba de ir a clase, trabajar y disfrutar.

Ahora la vida es bastante diferente. Un negocio que alimentar, un niño de casi 3 años al que atender y con el que jugar, una casa que hacer, y lo que surja. Vamos, diferente de principio a fin.

Ya si nos vamos al tema en si de la frase, que viene siendo que no te encuentras igual en todos los embarazos, también dure que efectivamente no.

Aún con todos los miedos a las pérdida y los riesgos inherentes a mi malformación uterina (añadanle ahora una cicatriz de cesárea al asunto) el embarazo de Pichón fue de cuento. Total y absolutamente. Una semana de pesadez y ardor de estómago fue todo lo malo que me llevé. Una semana de 37. Ni media queja tengo.

Confiada que es una, me dije... "con suerte será lo mismo". Y un jamón!!! Las diferencias de la sintomatología en si son estas:

- Con Pichón  no me enteré ni de cuando había ovulado. Con polluel@ me enteré bien enterada. Desde que fui madre allá por el 2014 he contado con los dedos de la mano una ovulación molesta, cosa que antes jamás tuve. En el ciclo de concepción prácticamente puedo deciros sin miedo a quivocarme que día de fecundo el óvulo. El dolor me duró una semana en varias intensidades. Y un dolor de lumbares bastante serio que se pasó justo el día del sangrado.

- Sangrado de implantación. Con Pichón apareció en la semana 7 de forma residual. Con polluel@ lo tuve religiosamente el día que tocaba por calendario. Por si ya casi no tenía claro, con esto fue transparente.

- Con Pichón no tuve tiempo de casi acordarme que igual estaba embarazada. Y aunque ahora no disfruto de menos quehaceres debo decir que ya antes de la falta estaba para el arrastre. Estómago revuelto, sueño mortal, dolor de lumbares, dolor de pecho (y la vena marcada) el olfato...

- Con Pichón no tuve náuseas. Ni vómitos.  Con este ya he perdido la cuenta de las visitas a mi amigo Roca. Realmente vomitar de vomitar sólo dos veces, pero las arcadas me vienen igual y casi son peor. Me postran sobre el inodoro hasta que me gotea la nariz y me.pongo roja del esfuerzo, pero sólo sale saliva. Con lo a gusto que queda una liberando el estómago en estos casos, pues nada.

- Con Pichón los olores me revolvian el estómago. Con polluel@ me dan arcadas directamente. De las de ir corriendo al baño, de las de bajarse del bus y que te de el aire, en ese plan.

- Con Pichón y como ya os contaba, pesadez y ardores fueron una semana. Aquí es un continuo. Y aunque ya hemos mejorado, así sigo.

- Con Pichón me dio por el dulce todavía más. Ahora muero por el salado aunque ya voy bajando los niveles. Es oler chorizo o jamón y volverme loca. Parezco un sabueso por la calle si bueno a comida, y en el super.... en fin, yo antes era de las que paraba para coger chocolatasticos variados y ahora salgo con snacks y bolsas de patatillas.

Y esto, en los síntomas inmediatos. Que ya  vendrá lo demás. Si es que a veces la sabiduría popular podría tener menos razón, jolines, con lo bien que me venía ahora un embarazo tranquilo y el regulero haberlo pasado primero.

Pero bueno, ni media queja, porque estoy feliz de poder estar embarazada aunque sea con náuseas hasta en el parto. Además me siento muy cuidada por mis chicos aunque Pichón a veces no entendía que no podía sentarme a jugar con él, que es lo que más me ha dolido de todo.
El otro dia, después de una semana sin náuseas, fui a darlo todo. Tanto escándalo hice, que oigo correr a mi rubio por el pasillo al grito de... "Mamá!!!  Abrazooooooo!!!!!"
. De pronto, se me pasaron. Me limpié y me agache a darle un apretón. Creo que nos mantuvimos unos 2 minutos así, sin movernos. Hasta se me escapó una lagrimita. Mi chico pequeño sabe que a veces, no estoy bien, y sin embargo viene a consolarme así. No le puedo querer más.

Es o no es para dejar de lado las incomodidades de un nuevo embarazo?

sábado, 26 de noviembre de 2016

Frases célebres: Estas loca.

Con alegría y buen humor me tomaba yo este comentario de una amiga. Paradójicamente sus hijos se llevan 21 meses y no los casi 3 y medio que se llevarán los míos, que a lo tonto, se notan.

¡Locaaaa! Le dije yo, ya dos veces a mi compañera de batallas, hijos unidos por una misma fecha. Pero un loca amoroso, del que te dice alguien que lidia con niños de edades similares y sabe d buena tinta (por sus progenitores) que dos hermanos seguidos es un suicidio. Mi madre también lo corrobora.

¡No sabes lo que has hecho! Bueno... Creo que ambas lo sabemos bien, jajaja. No hace falta entrar en detalles, los niños no llegan en cigüeña, pero ya que lo mencionas, si, como una cabra. Llevaba dos años pidiéndomelo el cuerpo, y me doy el gusto. Los miedos sin embargo, no se van nunca.

¡Ya verás! Oiga, amenazas las justas, si tan terrible es no habría población suficiente. La vida son todo experiencias y madurar con ellas.

¿Y qué hacéis con Pichón? Nos lo comeremos, ñam ñam. ¿Pues qué haremos? Vivir los 4 felices! Aaaaah, que lo dices por la cama de colecho, pues añadir una cuna y ocupar casi todo el ancho de pared (135+90+60). Seguro que será divertido! Ya se ira,no te preocupes.

Los niños mejor seguidos. ¿ En qué quedamos? Loca o cuerda? Tengo yo ahora las neuronas para procesar, después de cómo me han quedado este último año y medio.

Pues así es, a mis casi 13 semanas y recién soltado el bombazo, lo que una tié que aguantar.

Un abrazo!




lunes, 21 de noviembre de 2016

Mi mejor año. Balance del 2016

Nunca es mal momento para hacer balance de lo que has vivido. En esta ocasión me apetecía hacerlo ahora, porque me siento muy completa.

El último año -en general- ha sido difícil. Sobre todo muy estresante lo que derivó en algún problema de salud físico de acumular ansiedad y estrés luchando mano a mano para ver quien podía terminar mejor conmigo. Lo bueno de que el tiempo pase, es que se cierran etapas y comienzan otras y aunque empecé 2016 colapsada ante tanta tarea pendiente -inamovible- debo decir que ahora lo miro hacía atrás con otros ojos.

Primero lo que me lastraba, que fue lo que más me trajo por el camino del delirio y que pude finiquitar en Julio. De forma más que satisfactoria, al menos.

Luego, lo que me busqué. Mi propio negocio. Negocio tengo, no justo lo que yo creía y por lo que llevaba un año planificando, citas con asesores, con el Banco, con el personal... una vuelta completa. La vida es muy caprichosa, y los contratiempos me llevaron a donde estoy ahora. Poco a poco.

Un alto en el camino, la alegría Suprema de ser tia. Revivir etapas, sacar las cosas de Pichón y ubicarlas en otra casa, para otro bebé. Ahora me voy a vengar y seré la tía c onsentidora, jajaja.

Obras. ¡Obras! Y una mudanza. Lo que yo creía dos meses... han sido 5 larguísimos meses.

Más celebraciones. ¡Una boda! La nuestra, tras diez años. Escasitos pero exquisitos. Una boda perfecta, intima y llena de detalles. Fue tremendo! Felicidad a flor de piel.

Y la guinda. Un deseo que latía hace tiempo, que pospuse por un lastre, por un negocio -y por salud-, por una vida y por obras&mudanza.
Seré mamá de nuevo en Junio.

No puede ser mejor.