El bebé ya gatea... ¡¡Tomemos precauciones!!

Ayer os contaba que Pichón tiene 10 meses, y aunque está hecho un bombón y es un santo bendito también tiene su parte pilla y aventurera, como todos los niños.

Ariel P me preguntaba si tomaba medidas y hoy os voy a contar qué hago o más bien, que no hago.

LIBRE ALBEDRÍO.

Dentro de ciertos espacios, como por ejemplo su cuarto y el nuestro le dejamos libre albedrío, pero eso no quiere decir que le permitamos todo. A Pichón le gusta mucho tumbarse y arrastrarse hacia atrás bajo el armario (muy antiguo, con patas) o bajo su cuna. Por seguridad y por lógica no le dejamos, al menos no del todo. En cuanto hace 'tope' con la cabeza lo sacamos. Una cosa es que experimente y explore y otra que se me quede atrapado el niño ahí dándose con la cabeza como un mulo.


CAJONES SIN CERRAR.

No soy de esas madres agobiadas por los cajones, sinceramente. Un día fue gateando hacia su cómoda y estaba el cajón un pelín abierto. Él intentó abrirlo y como no pudo se lo abrí yo más. Así de heavy. Tenía curiosidad y yo se la alimenté, vale, me hacía gracia descubrir lo que haría e hizo lo que os imagináis: quitar y quitar. Por suerte era el cajón de las sábanas de la cuna que son fáciles de doblar y con 4 ya estaba satisfecho. Luego guardé y cerré sin dramas, y tampoco volvió a él. Yo tengo la teoría de que los bebés quieren con intensidad aquello que no le dejamos coger. Vamos, no es una teoría, es la realidad.

A LO LOCO, SIN ESQUINERAS.

Recuerdo que mi tía ponía algodón y esparadrapo en las esquinas de mesas y mesillas, a mi no me preocupa, supongo que porque tampoco tengo un objeto peligroso potencialmente cerca, y lo único que acaba en esquina es un pequeño taburete reposapiés antiguo al que no se suele acercar.

LOS ENCHUFES.

Por suerte a las dos semanas de vida de Pichón compramos los tapa enchufes y los pusimos ya desde entonces, para tener costumbre y que no nos pudiésemos dejar ninguno llegado este momento. Lo que sí es que va a la regleta de la tele y el portátil, atraído por el piloto rojo, como los mosquitos. Lo único que hacemos es apartarlo o redirigir el gateo a otra parte. Si no funciona, básicamente decimos 'No' y no vuelve. Al menos en un día o dos.


CUANDO CAMINE...

Por el momento, que gatea y se pone de pie pero no camina no tengo grandes medidas. Es cierto que me paso más tiempo vigilando como se levanta y hacia donde va que antes, pero es algo normal cuando el bebé se desplaza rápido y constantemente. Cuando de verdad se suelte a andar por la casa cerraré puertas (ya lo hago ahora, porque es un piso enorme y usamos pocas estancias) y aseguraré tapas de inodoro y horno. Del resto no tengo nada peligroso guardado en cajones y en principio no me da miedo que los abra, pero como todo, habrá que verse en el ajo para ver qué pasará entonces....

No creais que soy una madre despreocupada, nada más lejos, hasta le tengo un suelo de espuma de tipo puzzle para los primeros coscorrones, que una está acostumbrada a verlo en el trabajo todos los días pero eso no quita que me duela ver a mi hijo darse un mamporro. Pero es cierto que tendemos a sobreproteger y otros a despreocuparse. Pienso que un término medio es más sano, yo le dejo hacer y lo controlo, lo que no vea seguro o sea muy peligroso no se lo dejaré hacer, y lo que no sea más que curiosidad (como lo del cajón) pues no me importará, al fin y al cabo no es más que ropa.

¿Cómo afrontaréis vosotras esta etapa? ¿Tomásteis alguna medida importante de seguridad?